Migrante Indígena Guatemalteca forzada a regresar de Estados Unidos
Entre los días Kajib’ Toj a Wuqub’ E (del 4 al 7 de noviembre de 2019) se realizó en Huehuetenango, el Cuarto Encuentro Anual de Niñas, Niños y Adolescentes Migrantes retornados de México y Estados Unidos y sus familiares, denominado “SOMOS CAMINANTES”.
En esta actividad participaron niños, niñas, adolescentes de municipios del Área Mam y la Región Huista de Huehuetenango quienes han retornado de México y Estados Unidos y que Pop No’j está acompañando en su proceso de reintegración a sus comunidades de origen, así como familiares, en su mayoría padres o madres, que les cuidan.
Cada grupo se atendió de manera diferenciada, de acuerdo a su edad y su género, para hacerlo de manera pertinente.
La mayoría de las y los participantes sufrieron la separación familiar. Como expresara un adulto participante, “si para nosotros que ya somos grandes fue dura la separación, imagínense lo que puede haber sido para un niño”. Asimismo, dijeron que: “migramos por necesidad y no porque seamos delincuentes”.
Un clamor compartido fue recibir trato digno. Un participante escribió: “Pido a las autoridades de Estados Unidos y de México que trate bien a los migrantes, que no haya golpes ni maltratos”. Incluso resaltaron lo inhumano que son los puestos fronterizos en que son retenidos las primeras horas luego de su detención, a las que comúnmente llaman “la hielera”, lugares cerrados e inhóspitos donde no saben si es de día o de noche.
Su aspiración es que el gobierno de los Estados Unidos les dé la oportunidad de trabajar honradamente al menos durante el tiempo que necesitan para pagar la deuda que contrajeron para poder viajar. “Que del sacrificio que hicimos no sólo nos quede la deuda”, dijo un padre.
Por su parte, una madre dijo: “Se fueron y nos quedamos sin nuestros esposos. Se fueron también nuestros hijos. Pero supimos salir adelante, como mujeres.”
Este evento fue una oportunidad para que las personas se encontraran y reencontraran, dándose cuenta que la experiencia vivida es casi la misma para muchas y muchos, lo que les da fuerza para seguir. Dado que las personas son de diferentes comunidades, no habían tenido la posibilidad de verse.
Una niña de 6 años se reencontró con otra niña de 8 años con la que habían compartido en el albergue en el que estuvieron en Estados Unidos. Al verse, se pusieron felices, se abrazaron y estuvieron juntas el resto de la actividad. Durante el evento, la mayor retomó el papel de protectora de la menor.
Las y los adolescentes también compartieron sobre sus experiencias y lo que les ha costado adaptarse nuevamente a vivir en sus comunidades, después de tanto tiempo de estar en un albergue. “Pero le vamos a echar ganas a la vida”, dijo un adolescente.
Las y los participantes señalaron que el gobierno de Guatemala no ha hecho nada por apoyar a las personas que regresan de Estados Unidos y de México. Dijeron: “No confiamos en ellos porque son unos corruptos.” A su vez, dijeron: “los de Pop No’j no nos piden nada a cambio por el apoyo que nos dan y por eso apreciamos mucho su apoyo”.
Los padres y las madres solicitaron el apoyo de la Asocación Pop No’j para que se puedan organizar y juntos defenderse. Dijeron: “Por medio de la organización podemos ayudarnos unos a otros y pedir un apoyo. También podemos dar charlas a las madres y padres para que sepan qué peligros hay en la migración y cómo protegerse.”
Esta actividad fue posible con el apoyo de la Iglesia Luterana de Estados Unidos – ELCA – (por sus siglas en inglés) – y KIND.